- Esteban David Loyola Luque
- 1 ago 2020
- 1 Min. de lectura
XLVIII
—Papá, siempre fuiste un ebrio violento que me hizo mucho daño cuando era niño. Y heme aquí, después de tantos años, parado frente a tu tumba.
—Pero hijo… ¡Sácame de aquí! ¡Aún no estoy muerto!
—Lo sé dijo él, mientras lanzaba tierra con una pala.
Comments